Carta a una Madre Doliente.
El segundo domingo del mes de mayo se celebró el Día de las Madres y el primer domingo del mes de mayo se celebró el Día Internacional de las Madres Dolientes. ¿Sabías que esto existía?
Yo lo supe hace poco por una madre doliente que descubrí gracias a la maravilla de las redes sociales y leerla me ha ayudado muchísimo.
Me identifico con este grupo de madres. Qué difícil es para nosotras el día de las madres, qué difícil es que no nos feliciten, pero más difícil es para las personas que nos aman y están a nuestro alrededor, la verdad es que ellos no saben qué deben hacer.
Creen que si nos felicitan pueden recordarnos momentos dolorosos, hay quienes creen que no deben felicitarnos porque realmente no somos madres y hay quienes reconocen que si no nos felicitan nos sentimos tristes pues nadie nos recuerda. Esta última es la respuesta más cercana a nuestra realidad.
Soy madre de 3 angelitos. Hace 8 años nació mi princesa mayor Alessandra Fabiola, nació de 26 semanas un 12 de Octubre, como toda una guerrera. Por su condición prematura estuvo en terapia intensiva neonatal y a los 23 días de estar luchando por su vida Alessandra abrió sus alitas y tuve que despedirme de ella.
Hace un año me llega la sorpresa de estar embarazada nuevamente, en esta oportunidad por partida doble. Los morochos nacen el 30 de Octubre de 2018, luego de estar casi un mes hospitalizada por pérdida de líquido, Alexander Ibrahim y Amelie Isabella. La historia se repite, luego de varias complicaciones, a las 26 semanas llegan a este mundo. En esta oportunidad yo me vi bastante mal en la cesárea y no tuve la oportunidad de conocer a Alexander, se fue al lado de Alessandra a las horas de haber nacido. Amelie estuvo 10 días en terapia intensiva neonatal, tampoco resistió y se fue a acompañar a sus hermanitos.
Cada día que pasé con mis hijas han sido los días más felices de mi vida, me siento una madre. El dolor por su partida, por no tenerlos conmigo, por no haberles podido dar pecho, por haber salido del hospital con las manos vacías, es un dolor indescriptible.
Hace 8 años era mucho más joven y me refugié rápidamente en el trabajo, no busqué ningún tipo de ayuda y me dije “aquí no pasó nada, me trago mis lágrimas y sigo adelante”. Sufrimos en silencio para no hacer sentir mal a los demás pero sufrimos y nadie nos dice cómo debemos hacerlo, ni nos dan una guía profesional para superar este duelo.
El día de las Madres para mí más nunca fue igual, pocas personas me felicitan y con el pasar del tiempo se acostumbran a ver mis brazos vacíos y dejan de felicitarme a excepción de los más más cercanos.
Este año han pasado 6 meses que perdí a mis morochos, la experiencia ha sido diferente. Gracias a las redes sociales supe que existía toda una comunidad enorme de Madres Dolientes regadas por el mundo, que han escrito libros y blogs maravillosos sobre algo que se llama “duelo estacional”, que no estoy sola en mi dolor y que hay muchas mujeres que me entienden y eso me ha ayudado mucho, además del gran apoyo de los que me aman.
Definitivamente no hay palabras ni consuelo para quien ha perdido un hijo, sin importar el tiempo que tenía, meses de embarazo o días de nacido, pero lo que sí es cierto es que no podemos ignorarlas, no pueden ignorarnos, existimos y nuestros hijos también.
Fernanda Olguin en su blog Mirar al Cielo deja muy buenas recomendaciones para las personas que están cerca de padres en duelo, sobre qué hacer y qué no hacer en esa situación.
¿Qué hacer?
1. No dejarlos solos. El simple hecho de estar a su lado sin decir nada hace sentir el afecto.
2. Cuando quieran hablar escúchenlos sin juzgar.
3. Cuando hablen del o los bebés, hágalo por sus nombres es muy lindo reconocer su existencia.
4. Denle el mismo apoyo tanto al papá como a la mamá, ambos están atravesando el mismo dolor.
¿Qué NO hacer?
1. Desviar el tema cuando quieran hablar de su bebé. Nada es más triste que sentir que mis bebés no son importantes.
2. Comparar su dolor con algo parecido como la muerte de una mascota o algo similar, sí, hay quien lo ha hecho.
3. Decir que saben cómo se sienten si nunca han pasado por ello.
4. Presionar o forzar a que estén mejor, no hay tiempo exacto, pueden pasar incluso años.
¡¡NO DIGAS!!
1. “Siempre es mejor lo que sucede. Por algo pasan las cosas. Te imaginas si…” La verdad es que si me lo imagino y hubiese sido feliz con lo que me tocara pero con mis bebés en mis brazos.
2. “Eres joven, puedes tener más hijos”. Ningún otro hijo ocupa el lugar de nuestros angelitos.
3. “Ya supéralo, ya pasó”. No se supera la muerte de un hijo, se aprende a vivir con el dolor.
4. “Dios necesitaba un angelito más en el cielo”. Yo quiero disfrutar de mis hijos aquí en la tierra.
Espero que esto pueda servir de ayuda a todas aquellas madres dolientes y a aquellos que están a su alrededor.
Si tienes a alguna madre que ha perdido un hijo en edad prematura o ha sufrido una pérdida en embarazo, abrázala muy fuerte y dile: ¡Feliz día mamá, eres una mujer fuerte!.